sábado, 18 de abril de 2020

Noticias para un libro vivo. Cuando el coronavirus no es el peor de los problemas

Es recurrente pero es la realidad del Congo. Si nos fiamos de las informaciones que llegan, el Covid-19 se está desarrollando muy despacio, con un goteo bajo de infectados y fallecidos -aunque éso ya sabemos por aquí que no garantiza nada. Son otros problemas -unos perpetuos, otros ocasionales, otros recurrentes- los que saltan en la actualidad olvidada de este país.

Hace unos días surgía una noticia espeluznante: a dos días de que se declarara el final de la epidemia de ébola, ya comentada aquí, surgían nuevos casos y ya se cuentan dos fallecidos, con lo que la OMS ha decidido mantener la Emergencia Sanitaria Internacional.

Hablar del Congo es hablar de corrupción -hace años que descubrí el término "cleptocracia" (gobierno de ladrones) en un relato sobre este país- En los últimos tiempos, quizá como en nuestro país, la diferencia de elecciones y cambios de gobierno habidos con respecto a esta lacra es que, aún produciéndose, te puede costar el puesto.
El 8 de abril, Vital Kamerhe, jefe de Gabinete del presidente congoleño, Félix Tshisekedi, fue detenido por corrupción, en relación con un plan que destinaba 300 millones de dólares a infraestructuras y vivienda social. En prisión preventiva, los tribunales han rechazado su petición de libertad.

Los enfrentamientos armados, que por cotidianos, casi no son noticia como tal, se mantienen y recrudecen. Para quien no esté versado en el Congo, seguramente le sorprenderá que la Cooperativa para el Desarrollo del Congo (CODECO), sea un grupo armado que, en su última acción conocida, mató a 22 civiles en dos aldeas, y que es responsable de varias decenas más de muertes -sobre todo civiles- en la provincia de Ituri en el último mes y medio.
Todo ello ha provocado que cerca de 40.000 personas hayan abandonado sus hogares en la zona en lo que va de mes.

Para concluir esta triste crónica, las lluvias torrenciales del pasado jueves en Uvira, en el Este (fotografía inicial), se han cobrado un número parecido de vidas a las que se ha llevado el Covid-19 hasta ahora. 24 personas muertas es el balance provisional en una catástrofe que precisa ayuda humanitaria.


lunes, 6 de abril de 2020

Noticias para un libro vivo. "Morir de coronavirus o morir de hambre"

Comentaba hace unos días las claras desventajas, frente a un país como el nuestro, de la irrupción del coronavirus en un país como la R.D. del Congo -aplicable en muchas cosas a otros países africanos.
Sistema sanitario y Estado débiles, otras epidemias circulando, desnutrición...
La cosa es más grave aún cuando pensamos en las medidas que realmente están siendo efectivas para reducir la expansión del virus en nuestro país: confinamiento, sobre todo.

Si en nuestro país éste puede llevar a muchos pequeños negocios y comercios al cierre, aunque se estén tomando importantes medidas, como también para proteger de alguna manera a quien pierde su trabajo o sus fuentes de ingresos, en el Congo casi resulta un lujo el poderse confinar en el propio hogar.

“Hay miles de familias a nuestro alrededor que viven día a día, que comen por la noche porque su madre pudo vender algo en el mercado. Si cierran los mercados, ¿cómo alimentarán a sus hijos? Y si los dejan abiertos, la enfermedad se extenderá. Estas madres se enfrentan a una trágica elección: morir de coronavirus o morir de hambre”.
Éstas palabras de Piero Gavioli, misionero salesiano en Bukavu, Este de la RDC, desde hace muchos años, reflejan nítidamente cómo las pocas armas utilizables en un país empobrecido por la avaricia de unos y otros, difícilmente se pueden utilizar.

Más aún, el confinamiento resulta completamente imposible en áreas en las que las noticias, y las muertes, que se pueden encontrar con un simple vistazo, no están relacionadas con el COVID-19, aunque ayudan a su expansión: 

-pasado sábado, tres civiles muertos en enfrentamientos entre el ejército y otra de las innumerables milicias de la zona, esta vez en el noroeste.
-pasado jueves, secuestro de siete hombres y cuatro mujeres tras ser saqueada su aldea, por las Fuerzas Democráticas Aliadas, una milicia ugandesa opositora
-pasado martes, el ejército mata a seis presuntos milicianos mai-mai en la provincia de Ituri

Sólo son las últimas de un rosario de noticias semejantes casi diarias, la realidad misma de este país donde ya superan los 150 infectados por coronavirus -con positivos más allá de la capital y en populosas ciudades del Este-, de los que más de un 10% han muerto.