domingo, 26 de julio de 2020

Aprendiendo el Congo. Dan Gertler, otro "histórico" de plena actualidad

Sigo comprobando que eso de los "libros vivos" no es ningún invento, que este libro está muy vivo y si hace semanas me encontraban en la actualidad congoleña con Tango Cuatro, el general Gabriel Amisi Kumba, que aparece en mi libro, hace poco ha saltado como noticia Dan Gertler, un israelí que tiene mucho que ver con el Congo desde hace mucho tiempo y que ahí sigue, sacando provecho de este país.


Dan Gertler nació en 1973 pero comenzó su relación con el Congo en 1996/1997, cuando sólo tenía 23 años, a través de Joseph Kabila, hijo de Laurent, presidente del país tras derrocar las fuerzas opositoras apoyadas por Ruanda al dictador Mobutu. Su relación con los Kabila -a Laurent, tras su asesinato, lo sucedió Joseph, que se aferró al poder hasta 2018- ha sido fundamental para que aparezca en la lista Forbes con una fortuna muy por encima de los mil millones de dólares. 
Curiosamente, el valor de su fortuna se acerca bastante a lo que, según el Tesoro de los Estados Unidos, la R. D. del Congo ha perdido en la principal actividad de Dan Gertler en ese país: ser intermediario entre el Estado y compañías privadas en la venta de derechos, explotaciones mineras, etc. a lo largo de los años, de manera que todos han salido ganando: los Kabila, recibiendo dinero por estas ventas, los compradores, obteniendo activos muy por debajo de su valor, y Dan Gertler, llevándose comisiones millonarias. El perdedor, como siempre, el pueblo congoleño.
Pero los negocios en el Congo de Gertler han ido mucho más allá: empezó comprando diamantes en bruto y posteriormente recibió de Laurent Kabila el monopolio del comercio de diamantes. De ahí en adelante sus negocios han sido de todo tipo, especialmente relacionados con la minería pero que abarcan los préstamos, su "monopolización", también, de los contactos con el gobierno, etc. etc. con empresas como DGI -su sociedad personal- o Fleurette Group -fondo de inversión de su familia.

Sus problemas comenzaron en 2017, cuando las autoridades estadounidenses lo sancionaron por prácticas corruptas, y siguieron en 2018 -año en que Joseph Kabila no pudo presentarse a la reelección, pese a todas sus triquiñuelas- al ser sancionadas 14 de sus empresas. Pero la publicación este mes de julio del informe "Las sanciones no son nada", por parte de la ONG Global Witness y de la Plataforma para la Protección de los Denunciantes en África (PLAAFF) parecen demostrar que Dan Gertler sigue haciendo negocios, evitando estas sanciones.
Según este informe, el empresario israelí habría creado, incluso antes de la sanciones, diferentes empresas en las que figuran testaferros, familiares o socios para seguir realizando sus negocios sin problema alguno de manera que, incluso, habría firmado un contrato con la empresa pública minera congoleña Gécamines y mantenido relaciones comerciales con la topoderosa minera suiza Glencore. Para ello habría contado con la imprescindible colaboración del que fuera un pequeño banco subsidiario de otro camerunés, Afriland, que se habría convertido en poco tiempo en un gran banco, y con una red de lavado del dinero que esos negocios producen con empresas de todo el mundo, algunas ubicadas en paraísos fiscales.
Referido a este informe, uno de sus autores comentaba hace unos días en una entrevista:

..esto nos muestra que ser sancionado por los Estados Unidos no es suficiente. Es necesario que las empresas, las multinacionales, los bancos de los países que habrían permitido, conscientemente o no, circular el presunto dinero de Gertler, hagan lo necesario para detener este tipo de malversación y corrupción en el Congo

De esta manera, la realidad congoleña vuelve a superar a la ficción en una historia inacabable de saqueo que junta a gobierno, sistema financiero, empresarios foráneos, ejecutivos nacionales, multinacionales extranjeras, paraísos fiscales y deja, otra vez más, al pueblo congoleño al margen de sus riquezas. El cuento de nunca acabar completamente vivo.

domingo, 12 de julio de 2020

El libro, por fin, en epub

Tras muchos esfuerzos, idas y venidas, por fin el libro está disponible en e-book, formato epub... Espero que todos los amantes de este formato se lancen a conseguirlo. Con dos euros y ocho céntimos, la cosa está resuelta.

Aquí lo tenéis


Gracias, Isabel

domingo, 5 de julio de 2020

Noticias para un libro vivo. Bélgica vuelve a pedir perdón

Las protestas antiracistas a nivel mundial por la muerte de George Floyd han sido tan potentes que hasta han llegado a Bélgica y han puesto en evidencia dos cosas:
1-Los crímenes de Leopoldo II en el Congo, habitualmente guardados en lo más profundo de un baúl
2-Que en Bélgica sigue habiendo estatuas que homenajean a semejante individuo*
En Gante, Amberes o la propia capital europea, Bruselas, bustos o estatuas de Leopoldo II sufrieron la ira de la memoria y sirvieron de recordatorio para uno de los mayores crímenes contra la Humanidad y uno de los más ignorados.

Ante todo ésto, se ha vivido un momento histórico en el que los principales representantes de Bélgica han pedido perdón, algo siempre tan difícil.
Su actual rey, Felipe, descendiente de Leopoldo II -y también de Balduino- ha sido claro:

"En la época del Estado Independiente del Congo se cometieron actos de violencia y crueldad que todavía pesan sobre nuestra memoria colectiva. El periodo colonial que le sucedió causó también sufrimiento y humillaciones"


El valor de estas palabras es mayor aún de lo que pueda parecer, porque no sólo cita el monstruoso período en que el Congo fue propiedad privada del rey belga, sino los muchos años posteriores de colonia belga, más ignorados aún, donde, sin llegar a los excesos de Leopoldo II, Bélgica se cubrió de deshonra.

Contrastan, además, con las que otro rey belga, el que reinaba cuando el Congo se independizó, Balduino, dijo en la propia capital congoleña, el mismo día de su independencia, defendiendo la labor de Leopoldo II, y faltando a la verdad y a la Historia:

"La independencia del Congo es la culminación de la obra concebida por el genio de Leopoldo II, emprendida por él con coraje tenaz y continuada con perseve-rancia por Bélgica. (...)
Cuando Leopoldo II emprendió la gran obra que llega hoy a su culminación, no se presentó ante ustedes como conquistador sino como civilizador"


También Sophie Wilmés, actual primera ministra belga, ha demostrado que deshonrosos comportamientos como el de Balduino no son compartidos por todos los belgas, con palabras como éstas:

"Es hora de que Bélgica mire cara a cara a su pasado. Eso pasa por el reconocimiento del sufrimiento de los demás"

No es la primera vez que Bélgica pide perdón por sus años en el Congo. En 2002, el entonces ministro de Asuntos Exteriores belga, Louis Michel, pidió disculpas al pueblo congoleño por la relación de su país con el asesinato del primer ministro de la independencia congoleña, una muerte que truncó el recién iniciado camino democrático de aquel país.


"Ciertos miembros del gobierno de la época y ciertos actores belgas de la época tienen una parte irrefutable de responsabilidad en los acontecimientos que llevaron a la muerte de Patrice Lumumba"

declaró, tras los resultados de una larga investigación parlamentaria.

Otro Michel, Charles, primer ministro belga, también tuvo que pedir perdón por los desmanes belgas siendo el Congo su colonia -más allá de las tropelías de Leopoldo. Fue en 2019 cuando Bélgica reconoció un crimen tan nauseabundo como el secuestro de unos 20.000 niños y niñas durante los años 40 y 50, con la colaboración de organizaciones católicas. Estos niños y niñas eran fruto de las relaciones entre colonos blancos y congoleñas -algo que también afecto a ruandeses y burundianos- y fueron trasladados a orfanatos belgas o dados en adopción en la metrópoli. Hoy en día, muchos de ellos son apátridas.

Aún así, Bélgica tiene muchas disculpas y perdones pendientes, como se señalo en mi libro e irán saliendo en este blog.



*Pese a lo que, también por todo el mundo, incluido nuestro país, algunos han tratado de hacernos creer, insultando a la inteligencia, las estatuas no recuerdan la Historia sino que homenajean a personajes históricos. Derribarlas no es borrar la Historia -en Alemania no se olvida el período nazi aunque no haya ni una sola estatua de Adolf Hitler, seguramente el personaje histórico más trascendental de su Historia-; son un acto de justicia.