viernes, 6 de mayo de 2022

La fuerza de las mujeres, de Denis Mukwege

Desde hace años sigo lo que pasa en la República Democrática del Congo (RDC) y desde hace dos ese seguimiento es diario. Por lo tanto, y desgraciadamente, llevo vistos o leídos muchos testimonios de congoleñas que han sufrido violencia sexual de todas las maneras imaginables, y conozco muchos casos de mujeres que se han sobrepuesto a ello, también de manera sorprendente. Oyéndolas o sabiendo de sus nuevas vidas me he preguntado muchas veces ¿cómo esta mujer, tras lo que le han hecho, es capaz siquiera de relatarlo sin romperse de dolor, cómo esta otra, a la que le han quitado todo lo que se puede quitar a una persona, sigue día a día, sonríe, trabaja e, incluso, ayuda con más fuerza que nadie a otras mujeres que han pasado por lo mismo? Y la respuesta, de alguna manera, es sencilla:

La fuerza de las mujeres.

Así titula su último libro el ginecólogo, Premio Nobel de la Paz y, sobre todo, "el hombre que repara a las mujeres", el congoleño Denis Mukwege, para explicarnos lo que ha vivido y vive, primero dedicado a la difícil tarea de la maternidad en la RDC, luego enfrentando las consecuencias de las violaciones como arma de guerra y después, sin abandonar lo anterior, como activista de los derechos humanos y de las mujeres.

En el centro, por supuesto, las mujeres congoleñas pero no sólo ellas, porque este libro abarca a todas las mujeres que sufren violencia en todo el mundo:

...las mujeres sufren las mismas consecuencias de la violencia sexual de idéntica forma, en las zonas de conflicto en tiempos de paz, independientemente de su cultura, de su idioma o de sus creencias religiosas.

Aunque, eso sí, en las mujeres congoleñas se ceba con especial saña una cultura patriarcal que las pone en la segunda fila de la sociedad, las enfrenta a la maternidad con un altísimo riesgo para sus vidas -que, lejos de mejorar con el paso del tiempo, ha ido empeorando-, y las sitúa como un objetivo de guerra asequible -precisamente por ser la base de esa sociedad.

Respecto a las violaciones, Denis Mukwege se pregunta por qué violan los hombres y advierte: pese a las monstruosidades que ha visto cometidas sobre cuerpos y almas de mujeres, pese a las monstruosidades que sufren las mujeres congoleñas, los autores no son monstruos, no son locos, no son inhumanos. Las violaciones son decisiones deliberadas y conscientes, consecuencia del menosprecio de la vida de las mujeres en general, nos dice.

Indudablemente La fuerza de las mujeres es un libro duro, contado con la crudeza que se han de contar estas cosas por un testigo directo, en buena parte porque el silencio garantiza la impunidad de los autores e impide la solidaridad entre las propias mujeres, que sin saber todo lo que pasa se sentirán solas y hasta culpables. La parte positiva del libro está en esa fuerza, en esa capacidad de las mujeres que explica lo que decía al principio y que, lógicamente, ni mucho menos todas lo consiguen: convertir el dolor en fuerza, una fuerza que, pese a todo, no es suficiente si desde dentro y fuera de la RDC no se paran las causas de la violencia contra ellas, bien enraizada en el saqueo de los recursos naturales del país, y los hombres no se implican hasta el fondo en lo que son, puramente, derechos humanos.


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