domingo, 6 de septiembre de 2020

Noticias para un libro vivo. James Kabarebe, fantasmas del pasado que vuelven al Congo porque nunca se fueron


En las últimas semanas no dejan de aparecer en la actualidad congoleña personajes que tuvieron mucho que ver con su pasado, como fantasmas que revivieran, aunque los repasos que voy dando aquí indican, más bien, que nunca se fueron.

Le toca ahora a James Kabarebe y hay un prólogo necesario. El pasado 17 de julio el doctor Denis Mukwege, ginecólogo, director del Hospital Panzi en Bukavu (Kivu del Sur) y Premio Nobel de la Paz 2018, pidió, siguiendo las recomendaciones del Informe Mapping de la ONU, la creación de un Tribunal Penal Internacional para juzgar los crímenes cometidos en la República Democrática del Congo durante las guerras que la han asolado y asolan. Esa petición le ha valido todo tipo de críticas... y amenazas de muerte -y también, apoyos de todo tipo.
Uno de los más críticos ha sido James Kabarebe, este ugandés-congoleño-ruandés unido al reciente pasado del Congo... y a muchos de los crímenes que se deberían juzgar.

Según él, nacido en Kivu del Norte y, ciertamente, criado en Uganda, James Kabarebe tiene nacionalidad ruandesa. Fue el jefe militar de la ofensiva iniciada en el Este congoleño por la AFDL para derrocar a la dictadura de 32 años de Mobutu -¿o una invasión encubierta de Ruanda, tras acoger el Zaire, entonces, a dos millones de refugiados hutu, tras el genocidio tutsi?
La ofensiva que acabó con Mobutu estuvo rodeada de
crímenes y matanzas -incluido el silenciado genocidio hutu, que habría costado la vida a 200.000 ruandeses de esta etnia- El gran ganador de aquella breve guerra, Joseph Kabila, puso al frente del nuevo ejército a este extranjero, Kabarebe, hasta que decidió quitarse de encima la tutela ruandesa, un año después, y expulsó a los militares y cargos ruandeses de su gobierno, incluido al jefe de su ejército que, a partir de ahí, se convirtió en su enemigo y, de nuevo en el Este, organizó una nueva guerra para derrocar a... Kabila.
Aquella fue la denominada Guerra Mundial Africana, donde participaron ejércitos de muchos países apoyando a uno u otro bando. El ejército ruandés y el de Uganda lo hicieron para acabar con Kabila y Kabarebe estuvo con ellos. Esta guerra costó millones de vidas entre la población congoleña y está salpicada, de nuevo, de matanzas. Posteriormente James Kabarebe ha tenido importantes cargos militares en Ruanda, ha sido ministro de Defensa y es una persona próxima al presidente, Paul Kagame.

Pero James Kabarebe tiene una visión muy diferente de lo ocurrido y la petición del doctor Mukwege -especializado en reparar los destrozos que sufren miles de mujeres con las salvajes violaciones frecuentes en el Este congoleño- lo alinea, según él, con quienes cometieron el genocidio de Ruanda y se refugiaron en el entonces Zaire:

"...el congoleño Denis Mukwege está trabajando con estas personas que son los perpetradores del genocidio"

declaraba en la televisión ruandesa.

Curiosamente, estos días se recordaba una de esas matanzas, la de Kasika, donde fueron asesinadas más de mil personas y a la que Ruanda no habría sido ajena. Vincent Karega, embajador ruandés en Kinshasa, agitó un poco más este agitado país con un tuit donde negaba esos hechos.
Parece ser que los fantasmas, sin irse, vuelven al Congo, reescribiendo una Historia que nos les conviene.

1 comentario:

  1. ¿Y el fantasma detrás de los fantasmas? ¿Qué o quien impulsa y protege a estos personajes? ¿Por qué hacen lo que hacen? Y la última: ¿Para qué o para quién lo hacen?
    Obviamente hay motivos personales: fortuna, poder, soberbia, odio, sí. Pero estos son tan sólo unas ramitas del enorme árbol de intereses y avaricias más lejanos y más potentes. Detrás de estos fantasmas está el espectro, nada fantasmagórico pero igualmente escondido, avaricioso, cobarde e inhumano, de eso que ahora nos resuena por todas las esquinas de nuestra crisis sanitaria: La "Economía".
    Y me pregunto por qué le llaman Economía cuando debieran llamarle "nuestro sistema de vida", alocado, inviable y, también, porqué no decirlo, asesino como estos personajes que retratas en el blog. Porque otra "economía", otra forma de vivir es posible, sí, pero preferimos no probarla y mantener este lento genocidio que acabará en suicidio; cada día con nuestros actos y nuestras omisiones. Aunque sea a costa de tantas vidas, miserias y destrozos; vidas ajenas y, quizá pronto, propias.

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